El 20%. Alrededor de 6 millones.
Hace años estuvimos Ares, los viejos míos, John Lent y yo en el Pacific Mall de Toronto. Rodeados de asiáticos, en su mayoría chinos. Miles y miles, que el mall es gigantesco. De haber sido de noche, hubiera pensado que nos habíamos colado en el set de filmación de Blade Runner.
Por cierto, Blade Runner tiene varios méritos. Entre ellos el de haber logrado de Rutger Oelsen Hauer y Sean Young actuaciones no repetidas. Brujerías de Ridley Scott, supongo.
Esa neo noir de culto y ciencia ficción tiene una de las escenas finales más escudriñadas del cine.
Roy Batty, el replicante que interpreta Hauer, tiene fecha de vencimiento. Con el conteo regresivo respirándole en la nuca sale a buscar a su creador para que le dé prórroga. No can do, dice el seudo dios.
Juego perdido y oyendo el pitazo final, Roy saca su lado humano en una azotea nocturna y llovida, y nos dice qué es lo que lo tortura, dónde está la mayor de las injusticias cometidas contra él: Sus recuerdos están a punto de perderse para siempre. Con su termination, se van sus memorias, intermediarias emocionales.
"I've seen things you people wouldn't believe. Attack ships on fire off the shoulder of Orion. I've watched C-beams glitter in the dark near the Tannhauser Gate. All those... moments will be lost in time... like... tears..in..rain".
Y se muere, ante un aporreado y atónito Decker (Harrison Ford).
Una de lombrices, que los empresarios no somos tontos.
It's okay to laugh in the bedroom so long as you don't point.
-Will Durst
-Will Durst